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martes, 22 de octubre de 2013

EL DIFÍCIL RETO DE REVOLÚ TEATRO. “LLAMA UN INSPECTOR” ENAMORA AL PÚBLICO.

Fotografías; José Luis Martínez.
 
Difícil reto al que se enfrentaban Revolú Teatro en nuestro Coliseo. Tras el enorme éxito de su anterior montaje, “Cuatro corazones con freno y marcha atrás”, los chicos/as de Adolfo Segura tenía una importante tarea por delante; ser capaces de mantener el nivel de su debut y llegar un poco más allá, volver a sorprender al personal.


Y hubo sorpresa, además de una nueva vuelta de tuerca a la profesionalidad ya conseguida por el grupo. Poner en escena una obra como la que vimos el sábado, “Llama un inspector”, de unas características tan especiales como dificultosas para el actor profesional, es de un riesgo y de una valentía admirables en un grupo aficionado.
 
El texto de J.B Priestley es tan rico en matices como extenso en contenido y de difícil digestión si no se está atento al desarrollo de la trama. Un espectáculo de la palabra que se basa en la interpretación; creíble y bien estructurada por parte de los Revolú y de su director, Adolfo Segura, que ha conseguido hacer de éste un montaje muy asequible para un público que, en su mayoría, no está acostumbrado a este tipo de obras de suspense.
 
Los actores y actrices aparecieron en escena con un porte y una vocalización digna de los mejores escenarios. Si en su momento nos sorprendieron por sus registros Caty Alarcón, Pilar Vicente, Francisco del Arco o Javier Cazorla, ahora se unen, de una manera sobresaliente, Lola Fernández y Rafael Turnes. Una noche de TEATRO y una nueva lección por parte de Revolú; pocos grupos de la escena provincial “aficionada” podrían llevar a cabo algo así de bueno. 

 
 

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