Difícil reto al que
se enfrentaban Revolú Teatro en nuestro Coliseo. Tras el enorme éxito de su
anterior montaje, “Cuatro corazones con freno y marcha atrás”, los chicos/as de
Adolfo Segura tenía una importante tarea por delante; ser capaces de mantener
el nivel de su debut y llegar un poco más allá, volver a sorprender al
personal.
Y hubo sorpresa, además de una nueva vuelta de tuerca a la
profesionalidad ya conseguida por el grupo. Poner en escena una obra como la
que vimos el sábado, “Llama un inspector”, de unas características tan
especiales como dificultosas para el actor profesional, es de un riesgo y de una
valentía admirables en un grupo aficionado.
El texto de J.B Priestley es tan
rico en matices como extenso en contenido y de difícil digestión si no se está
atento al desarrollo de la trama. Un espectáculo de la palabra que se basa en
la interpretación; creíble y bien estructurada por parte de los Revolú y de su
director, Adolfo Segura, que ha conseguido hacer de éste un montaje muy
asequible para un público que, en su mayoría, no está acostumbrado a este tipo
de obras de suspense.
Los actores y actrices aparecieron en escena con un porte
y una vocalización digna de los mejores escenarios. Si en su momento nos
sorprendieron por sus registros Caty Alarcón, Pilar Vicente, Francisco del Arco
o Javier Cazorla, ahora se unen, de una manera sobresaliente, Lola Fernández y
Rafael Turnes. Una noche de TEATRO y una nueva lección por parte de Revolú;
pocos grupos de la escena provincial “aficionada” podrían llevar a cabo algo
así de bueno.
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