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lunes, 28 de octubre de 2013

EL ÚLTIMO VIAJE DE ENSONIÑADA Y LOS CINCO.


El texto de Alejandro V. García se interpreta por primera en un teatro.  
Unas trescientas personas acuden al estreno, lo que se tradujo en más de mil euros de recaudación. Dinero destinado a la Asociación para la lucha contra las enfermedades de la Sangre (ALES).  
Chema del Barco dedica la función a su hermana fallecida a causa de esta enfermedad.
FOTOGRAFÍAS DE JOSÉ FERNÁNDEZ

Un último viaje hacia donde una vez fuimos felices y desde allí desaparecer para siempre.


 
 Gente que busca a perros de dos sabores, mujeres que pierden su nombre, soledades, de ayer y de hoy,  que se reencuentran y discuten, la ternura que busca a sus padres y que también los encuentra, un madre aferrada a su hija; a su propia existencia, o una trabajadora social que se empeña en volatilizar el sufrimiento de los que viven en un bucle de desidia y resignación.
 Es un “cuento” que habla de una sociedad muy real y marcada por un sistema de perfecto engranaje; una comedia melancólica, como la vida misma; con inicio, nudo y desenlace. Hay quién vio e interpretó una crítica muy ácida hacia esa estructura social creada expresamente para “aborregar” a nuestros mayores.
Hay quién se entristeció, otros dijeron que no es ni más ni menos que un fiel reflejo de lo que pasa con nuestros mayores, cuando nos vamos encorvando. Es, en definitiva,  hacia donde nos encaminamos sin más remedio; la muerte desmitifica la propia muerte. Una obra de una bellísima sutileza que se puede interpretar al libre albedrío. Para un servidor el texto  de Alejandro V. García nos explica, de manera muy gráfica, que hay que volver allá dónde una vez fuimos felices para poder morir con  la dignidad que sólo nos puede aportar tal estado; morir con el pensamiento de que una vez, o dos, o tres,  amamos y fuimos amados, cantamos, bailamos, reímos…

No pude ver el espectáculo desde fuera, desde el patio de butacas como a mí me gusta, y los nervios también influyeron en no poder disfrutar de un todo al cien por cien, así que me quedo con lo que pude escuchar a la salida; “preciosa”,” triste pero muy bonita”, “muy crítica con los que trabajamos para las personas mayores”, “todos los actores y actrices, profesionales y amateur, han estado espectaculares”,  “se nos olvidó que estabais leyendo”, “una noche de teatro maravillosa…”
 
Y sin duda lo fue; no más de cuatro horas de ensayo, como bien apuntó Chema del Barco, que vino a puntualizar que esa noche era del público y de ALES (Asociación Para la Lucha contra las Enfermedades de la Sangre) cometido principal para el que se organizó esta velada de teatro.
Para ellos, y para esas familias que sufren con una enfermedad que sigue siendo una puta lacra, recaudamos más de mil euros y cientos de miles de aplausos;  para ALES, para el público y para Mamen Camacho, Paqui Díaz, Chema del Barco, Juan Vinuesa, Joaquín de la Hoz (padre e hijo), Chicho Sánchez del Barco, Sergio Reques y en la parte técnica Pepo Lara, porque hacer lo que hicisteis con tan poco ensayo es para quitarse el sobrero. Una noche en familia, entre amigos.  
Yo, que nunca hablo en primera persona, tengo que decir que viví una de las noches más hermosas, una emoción que aún hoy me dura y que me hace sentirme, si cabe, más orgulloso de mi trabajo y de la gente que me rodea.
 
FOTOGRAFÍA DE LOLA CASANS
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