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martes, 12 de noviembre de 2013

LIGAZÓN, UN ENTREACTO NECESARIO (Crónica de un éxito anunciado)

Por Diego J. Marín.



Las 8 y media se pespuntean sobre una noche clara y fría en Villacarrillo, en el Coliseo, casi 300 personas aguardan expectantes, la nueva velada de teatro. La luz se hace huidiza entre las butacas, y la bien modulada voz de Adolfo, El Director, anuncia el comienzo.
 


Un bien plantao Mozo, El Afilaor, con sus trebejos, arriba a la casa, prendándose de la Mozuela, que le promete ventura a su regreso, dándole a afilar sus tijeras.

La madre de la niña, La Ventera, ya se endulza el aliento con los buenos dineros que en complicidad de su comadre, han sacao al adinerado judío que suspira por la mozuela.
 


Sobre el entarimado la silueta de una casa cortijo, hasta cuyo tejado trepa una perezosa parra, candil en el quicio, asiento en su sesgo, y fuente en el frente, reciben la acomodada vista del espectador. Una vieja destartalada, La Raposa, habla de amoríos y dineros, y una bella muchacha, La Mozuela, aspavienta el aire con su lamento.
 
           
De vuelta el Afilaor, ella le llora su desventura, y como no se decidiera, ligazón de sangre le hace con la tijera. Adentrado en la casa para yacer con la mozuela, viniere El Judío a reclamar lo que adquiriera.
La fugaz silueta esboza un reproche, el grito entreteje las fibras de la noche…..¡Ladran los perros!, la luna se esconde, capa y sombrero no saben, ni entienden, que el amor y la honra, ni se compran ni se venden.
 
            Se hace el oscuro, cientos de aplausos, atruenan la sala, la excepcional representación, ha mantenido una inquietante tensión, que ahora por fin es liberada.
 Con una magistral interpretación, Rocío, Raquel, Paco, Juani y Juan Luis, “Revolú Teatro”, han dado vida a este corto entramado que urdiera Ramón María del Valle Inclán allá por los años 20, de su Galicia Natal. Suavemente arrullados por los clarinetes de Fernando y Joaquín, siempre presentes, al socaire de la cadenciosa voz de Adolfo, y con todo un derroche de lujo, detalles, decorado, vestuario y cuidada puesta en escena, han conseguido esta noche que el título de Arte, se escriba con mayúsculas, que sea una verdad apodíctica en Villacarrillo.
 
 
            Pero no habían acabado las sorpresas, un desconocido grupo de danza de la población de Arroyo Frio, El Grupo La Caída que compartía este entreacto, se encargó de filigranear un broche de lujo, para el final de esta mágica noche. Sus miembros, todas chicas, pusieron en el escenario, corazón, fuerza y ganas, interpretando varias piezas folklóricas de la vecina Cazorla, que arrancaron más aplausos de los que contarse puedan. Por otro lado, la sencillez y la garra de la que hizo gala su directora en la presentación de los bailes, cautivaron, si no sedujeron al perplejo público que nunca alcanzó a pensar que 4 euros dieran para tanto.
 
           
En definitiva 1.100 euros, que como colofonara D. Juan, representante de Cáritas, a cuyo beneficio se han destinado, han partido del corazón de un público, y actores, que por una noche se han convertido en Voluntarios y Valedores de los más débiles.
 
 
“Aures vocivae si sunt, animus advortite” (Ahora si vuestros ojos y oídos están desocupados, reflexionad con calma).

 
 

 

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