Elegancia. Pocos adjetivos pueden calificar el espectáculo que vimos, vivimos y navegamos, el pasado 1 de mayo en nuestro Coliseo, como este con el que encabezamos el artículo. "Guadalquivir" se estrenaba en exclusiva en el teatro y nos dejó tal sensación de satisfacción que será difícil olvidar lo acontecido esa noche festiva. "Guadalquivir" es poesía bailada. Es baile que se canta. Raza, embrujo y todo lo que conlleva el arte del Flamenco bien entendido. En las aguas de nuestro río más universal se sumergen, a la par, las palabras del poeta villacarrillense, Javier Galera, el cante profundo y preciosista de Curro Pérez y Juan Carmona, las guitarras bellísimas de nuestro Blas Mora y Pedro Montesinos, la percusión milimétrica de Juan Carlos Muelas y la presencia desbordante de María del Mar Ramírez y su compañía; Petra Ernest y María Luisa Mariscal. La bailaora le da el punto máximo de emoción al recién nacido espectáculo.
Todo este elenco de artistas de nuestra tierra (creo que si no todos, la mayoría) se sumergen en el río para sacar adelante un acontecimiento total para los sentidos. Una obra de arte que ahora debería navegar por todo el mundo. Río y afluentes; Borosa por soleares, El Tranco por fandangos, Cañamares por sevillanas...Tangos, seguiriyas, alegrías. Esos son los remos y el hilo conductor de esta maravillosa propuesta jiennense. Larga vida.
Todo este elenco de artistas de nuestra tierra (creo que si no todos, la mayoría) se sumergen en el río para sacar adelante un acontecimiento total para los sentidos. Una obra de arte que ahora debería navegar por todo el mundo. Río y afluentes; Borosa por soleares, El Tranco por fandangos, Cañamares por sevillanas...Tangos, seguiriyas, alegrías. Esos son los remos y el hilo conductor de esta maravillosa propuesta jiennense. Larga vida.
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